Me enseñaron a tener enemigos
que pensar era un infernal pecado
que hablar de derechos es terrorismo
por atentar en contra del Estado
Me enseñaron que derechos humanos
es una culerada que inventaron
para defender a los delincuentes
que no pueden morir como valientes
que muerto el perro se acaba la rabia,
que pensar es senda de perdición
y que la resignación era sabia
Me lo enseñaron con tal convicción
anegandome en putrefacta labia
que se constituyó mi devoción