Escúchame viejo amigo,
¿es que te has vuelto inclemente?
Me reflejas diferente
ya no eres bueno conmigo.
No te enfades mi señora
por lo que ahora percibes
si comentarios recibes
y no piropos, ahora.
Estas libras y estas canas...
ya no me luce el vestido...
¡Jamás lo habría creído!
¡Y estas arrugas! ¿son vanas?
Tú bien sabes que no es cuento.
que la juventud se enrancia.
¡Aprovecha tu elegancia!
¡Te ha llegado ya el momento!
¡Me hieres el corazón!
¡Espejo, has enloquecido!
¿Cómo es que te has atrevido?
¡Sé que aún no tienes razón!
Sabes que mucho te quiero,
nunca osaría mentir
ni cosas feas decir.
Soy un amigo sincero.
Creértelo no querría,
pues si aceptara el reflejo
tendrías razón, mi espejo.
Ya hablaremos otro día.