Algunas tardes
se reunían unos niños
todos de cortas edades
a disfrutar reunidos
contando los cuentos
que en el colegio
habían aprendido.
.
Comenzó el pequeño Juan
El cuento del día
que con mucha energía
empezó a relatar.
.
“Dicen que un pajarito
que vivía en un bosque
cantaba bonito
pues era un sinsonte.
Sucedió que entonces
una bruja mala,
lo metió en una jaula
tras su captura
y la pobre criatura
ya no canta”.
.
Todos los niños entristecieron
en aquel momento,
menos Consuelo
que no entendió el cuento.
.
“¡No entiendo, no entiendo!”
Decía y casi hasta se infarta
“¿por qué no canta
si su canto es bueno?”.
.
Luego el turno le tocó
a la pequeña Luisa,
que una historia bonita
a todos contó.
.
“En una gran sabana
vivía un león,
que era el campeón
y nadie le ganaba.
Dicen que una mañana
de extraña manera,
el león muy preciso
afeitarse quiso
su inmensa melena.
Y desde la vez aquella
nadie lo respetaba
por extrañas razones
y todos podían ver
que muchos leones
iban tras él”.
.
“Pero, ¿qué pasó?” dijo Consuelo
aún sin entender la cuestión.
“¿Es que acaso el pobre león
no puede cortar su pelo?”.
.
Y así ante cada nuevo cuento
la ingenua Consuelo intervenía
y planteaba los argumentos
típicos de su fantasía.
Los niños a veces se reían
y le explicaban a su manera
que cuando ella creciera
los cuentos entendería
y enseñaban a su amiga
que leyendo y leyendo,
pronto su cerebro
las respuestas le daría.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela