Desperdicia la guerra
y no desalojes tus sueños.
Lo verde ya no es azul
pero el destino aún es burla de años,
de siglos, de cenáculos inaceptables.
Pediste una tregua
y el mundo te otorgó balas y alas.
El síncope siempre llega a las tres
y la vacilación siempre quiebra
las barreras de la sensatez.
Las mismas calles vacías
y el mismo olor a muerto futuro.
Amores de recreo pasado y lunas rasgadas
que engullimos un domingo carente de fe.
A cierta edad no tienen cabida las disculpas
ni los lloros por lo que pudo ser y no fue.