No soy yo
por quien ahora suspiras,
a quien tus brazos esperan
ni a quien con ansias anhelas.
No soy yo
a la que llenas de besos,
la que en tus noches
buscas cómo un animal en celo.
No soy yo
porque los errores se pagan,
porque pretendía sentir
que todavía me amabas.
No soy yo
la flor que tus dedos acarician,
la voz que adormece tu alma,
el placer que cómo una suave brisa
llega a tus ojos a enamorar.
Y aquí está este corazón gozoso,
este corazón que aprendió
a quererte tanto,
este corazón que aún por las noches
en silencio espera
una palabra de amor.
No soy yo
esa sonrisa que elevabas al cielo,
esa esperanza que atravesaba los mares,
esa canción que llenaba mis lares
y mi íntimo mundo de felicidad.
YOLANDA BARRY.