Entonces pienso
y me imagino que ella desea ver algo que yo he escrito,
y cuando lo ve se pone contenta
y salta de alegría
y luego se va a dormir
y soy su último pensamiento
y mientras duerme sonríe
y se levanta con ímpetu
y con unos bríos para enfrentar un nuevo
y maravilloso día.
Por tanto y tanto soy su bendición.
Millón de bendiciones.