Hoy siento que este día,
envuelto en una niebla sombría,
es tan lúgubre, tan lúgubre.
Miro el sol, palidecer
ante la caída del ocaso.
De las rosas, sus capullos,
no abrirán al rayar el día,
ni escucharé la dulce melodía
de los grillos, en sinfonía.
La noche, ya no cubre
con su manto estrellado
el camino de mi angustia.
Las estrellas, ni siquiera,
parpadearán coquetas.
Y mis ojos... ¡oh!... Mis ojos...
lágrimas de amargura
verterán, sobre mi faz doliente.
¿Por qué tendré que llorar, a solas?
No tengo tu compañía...
Por eso, mi existencia
se viste de amargura,
buscando en el rescoldo
de mi triste vida...
a un amor, que por mi vida pasó
y así como se oculta el sol,
también, él, de mi vida se ocultó.
Felina