Francois de la Rochefoucauld
Tal vez consideres que en mi mente brotan luceros de locura,
pero lo cierto es que en ella las luciérnagas suspiran
iluminando el sol de mis días.
Porque al cerrar mis ojos soy viento,
que acaricia vuestro aliento, saciando la piel,
colmando de lisonja los capullos de vuestro sueño,
inundando con mi aroma el deseo ferviente de vuestro cuerpo.
Con la brisa de mis dedos recorro vuestra veleta,
en tiempo que al oído os susurro mariposas,
esparciendo polen de amor fecundo,
para que, entre suspiros los claveles germinen.
Cuando la gaita se escuche, vuestra corteza erizará
agitando la mar de golondrinas,
pegando vuestro rostro al viento, respirando el roce de un beso.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.