Mensaje al hermano común
Lloras de improviso, de improviso vives,
comprendes que está mal pasar sin que saludes,
hablar lo que no piensas, comprar lo que no quieres,
entiendes que es así que nos estafan con la vida,
con las ofertas de viajar al paraíso o al Caribe,
cuando esos sitio ya quebraron y los vertederos
pronto atraparán en sus marismas a los peces
tropicales y a los dealers de las manzanas rojas.
Hablas de cambiar, pero no cambias nada
y así no cambia nada salvo que nos perdemos,
que lentamente nos vamos sumergiendo
y el mundo se hunde en tiempos imprecisos,
de cambios en el curso de las aguas,
de cambios en el ritmo de las siembras,
de rauda combustión de los recursos del planeta
y exigua voluntad de nuestros líderes de confrontarlo
y exigua comprensión de tu poder de hacer la diferencia.
Entonces no te quejes, no te sumes
a los que esperan del otro las respuestas,
a los que se disculpan con deberes, cuando
no habrá deber si estamos todos muertos o asfixiados.
No es cosa de valor, no te preocupes,
la tierra encontrará su propio rumbo,
si quieres verlo así, es lo que ya hace,
es lo que ha estado haciendo mientras vives,
mientras matas y acaparas, mientras mientes,
no eres el responsable del final después de todo,
sólo eres responsable de tu propio pesimismo
y de tu escasa voluntad de hacerte parte.
Ya puedo imaginar el día en que no estemos,
en que en los edificios crezcan peces tornasoles
y en nuestros subterráneos hayan algas amarillas,
en que nuestras ciudades sean tomadas por humildes
cuadrúpedos de piel color limón y de alas blancas.
Por mientras nos esperan las estrellas cada noche,
te espera el sol cada mañana, las mareas,
los frutos en la piel, las páginas del libro,
el aire que cuidar como la flor más delicada,
la vida que entregar, honrando cada sentimiento
y cada ser que puebla el horizonte de tus sueños
y cada comenzar de nuevo, simplemente
tras verte y tras pensar en ser más dignos y valientes.
Te espera tu verdad, ya tú decides si la enfrentas,
el mundo lo hace ya y en él tienes por siempre
un buen momento, un nuevo pez en que te espera
la visión de un día más en que ser libres,
la oferta en que ganar si todo lo enfrentamos con conciencia.
Vayamos a sembrar, que es tiempo
ya de mejorar todas las cosas,
ya de hablar con la verdad y honrar el sitio
en que nos dio cuna y amor la tierra siempre atenta y solidaria.
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