Sediento de ti
Sabes vivo enfermo
Desde que te vi.
Brotan las angustias
Cuando no te siento.
Mis venas se hielan,
La sangre no fluye;
Uso un pebetero
Para calentarla
Pues si no, me muero.
Me llega tu roce
Cuando no lo espero,
Y asaltas mis ansias
Con tan sólo verte
-dormida en la noche-
Tu bello cabello.
Dulce amada mía,
¡mi rosa especial!
Tus gratas caricias
Han guiado mi barco
Ante el vendaval.