Amante del alma
ayúdame a perdonarte.
No lo intentes con tus besos
tampoco con tu tierna mirada.
Ni con tu suave voz.
No cales mi espíritu
con tus manos que le acarician;
sólo
ayúdame a perdonarte
en tu pecado
de amarme.
Verás
que el perdón
es de los dos.