Desliz tu sonrisa estival
sobre esta hendidura de mi corazón.
Platícame que fue de aquella niña
de ojos claros
que acunabas en tu columpio
de tierna luna...
¿Dónde, luna mía,
la has dejado
llorando su tristeza?
¿La abandonaste como lo hice yo?
Acompáñane, luna mía,
tal vez podamos encontrarla
entre las raíces de los álamos
o guarecida en el corazón
de la infancia que se fue.
O quizás luna de aquellas noches,
la has escondido entre las estrellas
para que no tengas más lloros ni tristezas.
Desliza tu sonrisa estival
por esta hendidura de mi corazón
y platícame de ella,
Luna Mía.