Mi excusa perfecta para sonreír.
Y a la vez comprobar que me gusta sufrir.
Mi terreno secreto,
mi dulce jardín.
Una prueba de fuego,
imposible dormir.
Me llenas de absurdo
y es mejor así,
tal y como encuentro el mundo,
normal que quieras huir,
y que te quejes del humo,
que te refugies en mi,
que me lleves a lo oscuro
sin que pueda decidir.
Aliviando los caprichos
que otros tejieron en mi,
yo curando ese cinismo
que tú odias a morir.
Perfeccionando los vicios
sin que puedan destruir,
tú conmigo y yo contigo
tan simple como sentir.
Pintando y borrando mil muros
con tal de ser mi paladín,
yo me invento los apuros
que más te puedo pedir.
Sospecho de los diluvios,
ya no les puedo permitir,
murmuran poco futuro
a dos que quieren compartir,
compartir mil infortunios,
compartir un mes de abril,
convertir un dos por uno,
y no extrañar lo que fui.