Yo desnudo el campo de flores Con mi mente poética e incurable Y al llegar las horas del estío Que en mis manos es de Luna y albas En tu piel vuelco y convierto en vergel perenne Yo acaricio tu cuerpo deshabitado Como el jazmín a las brisas del ángelus nocturno Con la hipnótica razón de la distancia vencida Y el único deseo de morar tu esencia virgen Yo proclamo victoria sobre tu vientre Clavando en su arena de braza y mieles El pendón granado de mis cinco sentidos Y allí donde tu garganta se inicia Con la gárgola húmeda de tu boca, El alba espero … A que despierten las abejas de su lengua Así el manjar delicado que pretendo Se halle destilado en besos, Dulce … Como el deseo que me consume