El amor..., el amor en tus labios,
esos besos de mujer
que
desnudan
cada partícula
que fuí tatuando
en tu piel de dibujo
con mi tacto nervioso,
nada es coherente,
como la unión de nosotros
deshaciendo el ocaso
entre luces apagando
nuestra noche, para nosotros dos,
solamente un vínculo,
un deseo, una frotación
en la desnudez del alma,
unas caricias removiendo las entrañas,
un suicidio emocional, y...,
renacer en tu lecho mojado
en la humedad incendiando el infierno
con los demonios que emergen del látigo
hasta la hemorragia del placer...,
donde tu herida hace vibración
con mis sentidos nerviosos y difusos
en esa extensión con la pasión
y la locura..., la magia de sangrar el Nilo,
hacer llover latidos de fuego
sobre el pecado extenso
que nos hizo cómplices
de este verbo saliéndose por la tangente
hasta perderse en el latido más prendido del universo,
como lucero detenido en el cielo,
brillando con el orgasmo del sentimiento.
-Hecho amor, fiel excitación del corazón
en la extensión de la saliva tibia
de besos extraviados en los espasmos
de la carne y el verbo, la pasión y el deseo,
la ejecución y los muertos-