Número 13

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¿Podrían definir la tristeza sin contagiarse de dolor, sin barrer el sol con la angustia ácida brotando de los cristales, en el vano quebrado situado en el pecho, donde alguna vez existió un cuento feliz de hadas protegiendo el amor, con un cerrojo en el cuello, donde la garganta se resistía a rasgar el alma con la contaminación acústica de la desilución?

-Mi amor, tu amor, nuestro amor-
Sueños, solo éso, sueños en soledad te recuerdo
melancolía por qué me quitas el aliento,
por qué cubres de ausencia mi localidad de ensueño-

Me aprietas, me duele, duele la voz, duele el amor,
duele la distancia entre un horizonte de sangre
duele la piel, duelen las palabras, duele recordarte
entre la estrechez de tus manos con el aliento de mi espalda,

duele el aire, duele respirar, duele traerte al presente,
como hoy que recuerdo tu fotografía ocre
desgarrar la última partícula sanguínea en el espacio que hay en mi pecho,
donde alguna vez, eras tú amor solamente y nada más,
ni para mi, ni para el mañana, ni el pasado, ni el hábitat donde me fuí al ya no saber de ti,

Son las rosas hechas de papel, y las tijeras lazos del amor, recortando la belleza del corazón, torcida y arrugada, se uné a las lágrimas, dejándose amarrada a la oscuridad del adiós, en ese arte que conocí un domingo y permaneció contagiado entre las alas cortadas de Octubre, cuando te fuiste en un sueño lejos de la muerte. 


Borrador:
               Es el presente
                                        un extenso espacio en blanco;





























y un punto final.