Hace tiempo ya,
encontré en el camino, moribunda,
con las alas y el alma encogida,
un ave con una gran herida.
La levanté en mis brazos,
la froté con lienzos y ungüento,
le di caricias, techo y alimento,
le enseñé pacientemente a volar,
a cuidarse del arma de los hombres,
porque a nadie amé jamás igual.
Y un día en que se convirtió
en ave poderosa, miró mi pequeñez,
ofendida creyó el mundo conquistar
se sintió cautiva en el hogar
alzó el vuelo y elevar la vi
hasta el firmamento donde la perdí
como punto en el horizonte...
se quebró mi voz, se detuvo mi corazón
y aunque mucho la extrañaré
desde el fondo de mi alma le di su libertad.
MAVEL