Tengo en mi pecho recuerdos sin procesar,
deseos entre la tierra y el mar.
Tú, tu pupila y nuestro amor fugaz,
el cuerpo, el beso y tu boca que se va.
Me tengo entre tus brazos,
y en el avión que al pasar,
me recuerda que muy lejos
tus zapatos suelen pisar.
Me queda la duda,
y un misterio incapaz,
de saber si entre tus recuerdos
yo encuentro lugar.
Que esquivo, que frío,
el azul decisivo de este inevitable final,
que imparable y repentino
no me dejo descifrar tu mirar.