Llegó a mí una hoja que desobedeció al viento una vez.
Verde danzaba al ritmo del aire.
Soplandome al oído su canto invaluable.
No se oía el salto del pez sordo.
No zumbes en la oreja del moscón, le dije.
Hoja al fin apoyóse en su destino
Detonando su hermoso sonido
Mañana volverá al revés
a cantar su canción de nuez
La mariposa oscura vendió su piel
se amarró a hoja despojandome de ella.
Llevársela algún agradable destino, le órdene.
Adiós bella.
Y el pez saltó otra vez.