REGALOS DE REYES
Porque los ejes no engrasa
le llaman abandonao.
Eso son cosas que pasan
cuando uno es un despistao.
A mí me ha ocurrido igual
yendo por la carretera.
No me acordé de engrasar
y me cargué la mangueta.
Allí me quedé tirado
en mitad de la vereda.
Vino la Guardia Civil,
me hizo el control de alcoholemia
y estuve sin conducir
doce semanas y media.
No me quiero ni acordar
de aquel frío seis de enero.
Menos mal que Baltasar
me hizo un encargo muy bueno;
que tenía que entregar,
de los Reyes, los obsequios,
repartiendo a cada cual
según mi justo criterio.
-Los que se portaron mal
hay que ponerles un cero,
le dije a su Majestad.
-Usted mismo, caballero.
Respondió con gravedad.
Yo me quedé un manual
completo y bastante exacto.
¿Qué hacer para reventar
la caja fuerte del banco
y largarme a Gibraltar
con la vecina del cuarto,
convirtiendo en realidad
eso que siempre he soñado,
no morirme sin probar
ese sabroso bocado?
Cuando me hayan de enterrar,
que me quiten lo bailado.
En el siguiente paquete
va un hermoso regalito,
es un amable presente,
necesario y muy bonito
que a mi jefe voy a dar
para chincharle un poquito.
Es un deseo formal,
se trata de un milagrito.
Que por cosas del azar
le salga un grano en el pito
y ya no pueda “cascar”
en lo que queda de siglo.
Después le voy a comprar
una caja de condones.
Me voy a carcajear
tocándole…las narices
Para todos los demás
son los mejores regalos.
Salud y felicidad
y que no falte el trabajo.
¿Saludos? los más cordiales.
No os paséis con el morapio
que están los municipales
controlando a los borrachos.
No voy a cansarles más
pues, colorín colorado.
Muchas gracias Baltasar.
Eres un tipo muy majo.
Viento de Levante
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