No somos ni viejos ni adolescentes.
Hay un vagón en silencio, en un andén que olvidó
los asuntos importantes del cimbrar
y una pintura perfecta sin terminar,
ideada en el imaginario infinito
de alguien que alguna vez amó.
Encerrados en un ahora indeterminado
pendientes de un final,
abrumados por la oxidación.
Sólo somos nosotros dos,
entre un amor viejo y adolescente.
http://elsuenodebohr.blogspot.com/2015/10/una-pintura-y-un-vagon.html