Camino lentamente por las calles de esta ciudad
Perfumando mis manos entre rosas y cemento
Mis cabellos se inquietan bajo el roció gris
El alma se encoge como espuma
Tras el oleaje de los pensamientos
Pensar que tan solo anoche tus manos en mis manos
Encendía el fuego de las miradas
Dando el dulzor en la sangre
Que luego intentamos apagarlos con nuestros besos
La frescura del alba limpia mi cabeza del hastío
Mucho temo volver corriendo a mi cuarto sepulcral
Con mis labios prendidos de mariposas
¿¿Como poder arrancar el alma??
Esta alma que como el viento vaga inquieta
Y se adormece dulcemente en los balcones
Esos mismos balcones que callan cada atardecer
Y se llenan de risas y canto los viernes por la noche
Alma que nada sabe y todo lo niega
Porque negándolo es cuando más se entrega
Alma que sangra y sin cesar delira
Como la brisa sobre el mar vaga, corre y vuela
Alma que vibra y deleita bajo una caricia
Negando y despreciando las heridas
Sintiendo en los labios la vida