Lj Rincones

PENITENCIA

Incontables veces la ira dominaba,
en egoísmo, nos permitimos sucumbir,
nuestros corazones altivos y altaneros,
hacían; al amor sufrir.

Olvidaste mis sentimientos,
desdeñaste que también sufría,
y yo recordando a cada peripeque,
tus errores y tus mentiras.

Con razón justa la víctima era yo,
en mi defensa, con mi orgullo te lapidaba;
oscurecíamos los momentos de calor,
no avizorábamos, lo que nos mataba.

Debimos perdonar todas las faltas,
dejar a un lado tanto rencor,
dar la bienvenida nuevamente,
al erotismo, al amor.

Desgastadas están nuestras almas,
la memoria sangrante queda,
piden a gritos una tregua,
para que el amor ya no muera.

No supimos entender y detenernos,
no permitimos nuestras almas sanar,
y ahora que entiendo nuestro error falas,
yo me alejo y tú te vas.

No importa buscar un culpable,
no se precisa hacer algo más,
ahora solamente queda,
esperar el alba y continuar.