Yo no soy un paria
ni el vagabundo que se pierde en la maleza
tengo mi mano que se prende
que se ahuyenta
que conoce el clandestino momento de una entrega
a escalado el archipiélago de tu monte de Venus
esta mano que sabe
cuando acaricia tenue
el contorno silente de tu oreja
bajando con leve paso hacia tu cuello
donde rasgue mi beso
para llegar callado de nuevo hasta tu sexo.
Por eso no soy un paria
ni me escondo en un cuaderno sin pasta.