¡QUE BONITO QUE ES EL CAMPO!
Un día vi en el campo una culebra,
del susto que me dio me caí al suelo,
quedándome enganchada por el pelo
de una zarza, que verde, no se quiebra.
Lejos oigo tu voz que me requiebra,
después al verme allí mirando al cielo
morías de la risa como un lelo,
me quedé más rayada que una cebra.
Hay en el campo bichos diferentes
y los hay por millares en verano,
y no vuelvo por mucho que me tientes
te puedo asegurar que no hablo en vano,
no te canses, por mucho que te inventes
sólo vuelvo... si vamos de la mano.