Noche son tus ojos, noche cerrada;
tintinean mis versos como estrellas raudas.
¡Qué no daría yo por mirarme en tus ojos negros!
Soleares traigo, soleares vendo…
fugaces, aletean como un pajarillo preso;
copla de una noche que surca el firmamento.
Azabache en la penumbra de tu iris;
esa mirada tan cercana, tan primorosa,
que clava en su espejo mi amor eterno;
reflejo del negro abismo de esos dos luceros.