Tú siempre te equivocas,
sonríes a destiempo,
te descalzas
y aún tienes la corbata sobre el cuello,
qué lo vamos a hacer,
te costó mucho tiempo descubrir dónde estaba tu casa
y al entrar no pusiste
ni un gesto de sorpresa.
Te lo dije:
las estancias de hoy tienen mil puertas
y son largos los días,
pero tú no haces caso y ahí lo tienes,
resulta
que no eliges jamás con quien te acuestas,
te fías de cualquiera y la mujer que te gusta
va con otro.