Cada quien intenta con sus armas,
cual soldado de hojalata.
Intenta que el azul se encienda
sobre su cabeza,
que arda roja la sangre…
que queme y marque
para siempre.
Cada quien busca
mañanas blancas;
de música borrando cicatrices,
de café y flores en la mesa,
de sahumerios al fondo;
de recuerdos al frente.
Porque el olvido
-según enseñan los años-
es la última gran batalla;
la más cruel:
el olvido de uno mismo.
Cada quien intenta a su manera,
a su modo;
ese no olvido
de sí mismo
y de los otros.
Cada quien intenta
Intenta
Intenta
y dirá quizás
que intenta;
una lápida nos dirá
que intenta.