Las abundancias grices
de su día
adornaron sus pupilas
con la frialdad de las nubes de invierno,
húmedas y heladas preparándose
para un diluvio de alusiones y añoranzas...
Gota por gota caen ,
unas mas pequeñas,
otras mas grandes y
otras con más dolor.
En cantidad se desploman
rozando el carril de su rostro
algunas mueren secándose en el viaje
otros perduran y llegan a los labios
para seguir cayendo al pozo
de acopio nostálgicos.