Amor, por qué si busco me rehúyes,
si conoces muy bien mi desespero,
las veces que he subido hasta el albero
en tu busca y tú te escondes y huyes
robándome un te quiero.
Tú, que sabes tan bien y que conoces,
-mis lágrimas son lluvia en el vacío
arrastradas por la fuerza del río-
respondes con gran brío dando coces
a aqueste el amor mío.
Tú, al que yo tanto ansío y siempre busco,
que en mis sueños labraste una colmena,
que acudiste a salvarme de la pena
aquel día en que todo era pardusco,
hoy eres mi condena.
Quizás mañana, un día quizás fuera,
la lluvia, el cielo, el sol, el mar y el viento,
al comprobar mi enorme sufrimiento
en un cálido manto me envolviera,
eso es lo que presiento.
©donaciano bueno