cassiopea79

A una pianista

Andaba alegre y  distraida

Por una ancha un via pública

Ignorando lo que provocabas

En aquella  tienda de música

 

Las flores se abrían, lentamente

En  prado de blancas y corcheas

Temblando en tu dedo para caer

La última hoja de otoño, impaciente

 

 

Cabalgabas corceles salvajes

La exaltación del viajero errante

Hasta los confines de tu reino

Seguida de alegres bacantes

 

Volvías de allá alforjas cargadas

De aromas y ofrendas de tierras lejanas

De llanto de tierra de alas de hada

De notas que hieren de otras que sanan

 

 

Se arremolinaban mariposas 

Con curiosidad a  tu llegada

Provocando fuertes vientos

 

Arrancando a las señoras

De alcurnia distinguida

De sus cómodos asientos

 

Alguien abrió la puerta

Provocando  fuerte estruendo

Y ahogando partituras

Precipitóse el mar a dentro

 

Te aferrabas a tu balsa

Hecha de madera y cuerda

Eras náufrago unas veces

Y otras la propia tormenta

 

Fueron diez años a la deriva

O quizás fue corto instante

En que crepitando bajo el salitre

Despertaste a la hierba viva