Caminamos por la vida
como dos enamorados,
que estaban cansados
de tanta soledad,
y sin darnos cuenta,
un sentimiento sagrado,
nació en las almas,
con ansias de amar.
Hoy nada nos separa,
es sortilegio entrelazado,
tu mirada y la mia,
nuestras manos a la par.
Sonreimos felices,
el mundo es todo nuestro,
escuchamos su música,
bailamos al compás.
Las estrellas celosas,
miran desde arriba,
la luna enamorada,
de su eterno galán,
el sol nos hace coro,
las nubes nos envuelven,
y a lo lejos pasa
una estrella fugaz.
Sortilegio amoroso,
intensidad Divina,
tus labios son dulzuras,
que me da la vida.
Lo que nació tan pequeño,
inmenso se hizo,
y fue el comienzo,
de este gran amor.
Sortilegios estrelazados,
en esta comunión,
de almas solitarias,
unidas con pasión.
De cuerpos ardientes,
con fuegos del otoño,
que se unen por siempre,
ante la vista de Dios.
Maria Hodunok.