Hebras, hebras suspendidas,
entrelazadas como cintas,
moviéndose, meciéndose
suavemente
Entre maravilloso azar
entre hojas y colores,
la tenue araña teje un
manto de plata y oro
La lluvia, refresca
y sus gotas, suman
el caudal del río.
Saetas de primaveras.
Apasionadas, se escurren
en la mística añoranza
mía, donde me envuelvo
y no pretendo salir
del paraíso, que me lleva
a mirarme, como parte de
este bello abismo,
donde me sumerjo, exhalo
a flores y respiro el
viento de matices de
esta primavera, que
aporta en mí,
tal estadio.
Extraña es mi pasión
extraña, esta ilusión
que empalidece, y otras
crece
Es que esta armonía
gentil, la fronda del
llorón, las rusticas y
carcomidas piedras del
camino, que se ofrecen
como vereda natural y
mientras poso mis
pies descalzos,
siento frío, percibo
con encanto que se vierten,
helechos, y un entorno
de sopranos matinales
donde mi
éxtasis, se
confunde y se pierde.
Desvelos acarician
mi alma, que se torna
triste, al pensar
que entre
tanta sublimidad,
quizás, los destellos
ya no tengan la intensidad,
en mi añiles