A qué me hablas a mi tú de injusticia
con gesto de animal acorralado
y en lenguaje de angustias desbordado
acompañas la trágica noticia.
Tal vez hoy la ocasión se dio propicia
al verse tu coraje acobardado
y en mueca de dolor exacerbado
te impele a confesar dura sevicia.
Se me desgrana el alma en tus razones
al ver ese semblante dolorido,
manando en resentidas compulsiones
que transforman el rostro en afligido.
No requiere mi ser de explicaciones
sí lo que sientes tú ya lo he sufrido,
es tan simple sentirse comprendido
cuando van por la libre las pasiones,
me duelo al verte ahí tan compungido
tratando de drenar tus aflicciones,
pues sé que gime el ánimo abatido
y el corazón brota en contradicciones.
Te juro me conmuevo sin malicia
al saberte sufrir desconsolado.
Mas siéntete en mi pecho aquí amparado
libera al corazón de esa inmundicia.
Se me desgrana el alma sin codicia
sin mezquindad, sin silencio amañado...
Sé de ese pesar que te ha agobiado,
ese clamor por paz y por justicia...