Cauribe1

¿Adónde vas, juventud?

Se hacen inútiles los esfuerzos

y vanos los deseos

intentando detener el tiempo,

o al menos, demorarlo un poco…

 

Cuando ya la piel

se muestra marchita.

Cuando las carnes flácidas

tambalean, ajenas a la vanidad.

 

La mirada opaca,

firme y profunda.

La voz ronca

ya no quiere gritar.

 

Y la fortaleza…

Traidora despiadada,

que solo pretende anidar

en el despertar de los cuerpos.

 

Ajena al llamado

de almas en el ocaso,

ávidas por transitar

los caminos del placer.

 

Falsa compinche de la vida,

que engaña

prometiendo lealtad

hasta el final.

 

Hoy abandona sin pudor alguno

la vieja fachada

que habita el ser.

¡Destartalada fortaleza!

 

¡Bah!, No eres la única, bella juventud.

Tu deserción libera,

tu ausencia

desafía.

 

Jamás fueron tan intensas

las sensaciones,

tan claros

los pensamientos…

 

Nunca el alma

voló con tanta libertad.

Ya el espíritu

no está confundido…

 

Reconoce de donde viene,

sus deseos,

el camino

y el lugar adonde va.

 

¡El amor ha vencido

a la fuerza!

El sabor del dolor

ya no es amargo…

 

Es dulce como la vid,

y embriaga

con valientes reflexiones

a la tristeza.

 

Y las mieles de la lujuria,

maduras y alborotadas,

apuran al corazón

invitándolo a amar.