Atestado el bar de los impopulares del arte, el vino iba y venía como con patas propias, una copa, luego un brindis, y las botellas se comenzaban a hacinar como la gente en el destartalado recinto. Se oía en el fondo un tipo que decía a vos viva una poesía en honor a su hija, tras esto una chica se subió a una silla y ventilaba una noche de sexo en lo que parecía ser un soneto, pues después de la segunda estrofa todos perdieron la cuenta.
Pedían lectura de los grandes, dos mujeres sostenían decenas de hojas sueltas y leían entre trago y trago fragmentos de los versos que quedaron desperdigados en los oídos de los más cercanos, toda aquella algarabía de los impopulares del arte, los que escriben, no tenía lugar más que en aquel pequeño bar de vino barato y letras regaladas, llegaban las putas a cierta hora de la noche a cobrarle a algún poeta la inspiración del siguiente día, los taxistas esperaban a las chicas que tropezaban mientras salían y dejaban todo olvidado menos sus libros.
El dueño del bar poco a poco iba cerrando las ventanas, bajando las luces, la música, sirviendo menos vino y la Gata salía despacio por la calle, no leía, no escribía, pero iba todos los jueves, tomaba una copa de vino alternado con medio cigarro, una copa de vino, medio cigarro… no tenía el don de las letras pero si el del oído.
Antonio la veía llegar e irse sin siquiera moverse de la silla, “hay historias que no son sencillas, algunas de esas son las que llamamos vidas”, era el fragmento que una de las mujeres gritaba y que la Gata no dejó de mascusear mientras caminaba, Antonio la seguía con cierta distancia, pero la Gata aprendió a ser Gata adueñándose de los callejones, lo sentía desde que salió del bar, cuando llegó a la esquina de la segunda cuadra se detuvo al doblar y cuando Antonio dobló la tenía de frente:
-¿qué es lo que querés?-
Y no sé ¿qué es lo que buscas?
- a mi no se me ha perdido nada, pero a vos se te perdió el camino a casa-
llevo el mismo que vos, no es seguro que una mujer vuelva sola a casa
-¿y por qué no?, si es la mejor manera de no deber nada, los favores encuentran precio de la noche a la mañana.-
Me llamo Antonio
-y usted Antonio, ¿baila, canta o recita?-
Todo en la misma cama
-(risas desbocadas) parece entonces que si llevamos el mismo camino-
Pero Antonio nunca encontró el camino, se perdía en la historia de la Gata, esa que ella llama su vida y solo la encontraba los jueves después de la alharaca, un año y medio pasó hasta que Antonio tuvo el valor de cuestionarle algo a esa mujer…
Mira Gata, llevo un 1 año y medio con vos, de ese año y medio te he visto apenas los jueves, o sea te he visto 78 días, quiere decir que aproximadamente llevo saliendo con vos 2 meses y medio, si a eso le restas que solo te encuentro a partir de las 8 en el bar y te pierdo a las 6 de la mañana del viernes, decime… ¿qué putas es lo que tenemos?
La Gata se levanta, se mete al baño… sale, se pone la ropa, toma el bolso y se va para el trabajo, antes de salir…
-¡Antonio!... han sido 2 meses y medio muy buenos, andáte pa´ tu casa.
Lo que la Gata no supo nunca, fue que ese día cuando salió pal trabajo dejó en su casa una historia nada sencilla… una de esas que a veces llamamos tragedias.