Al Duborg

Coro en Los Médanos

 

 

 

La tarde noche y yo

fuimos testigos

de aquel concierto

que el viento y su roce

producía en el teatro

de tibias arenas

Y hace sonar

para empezar a extasiar

con el canto de sirenas.

 

El cielo ya oscurecido

fue nuestro techo

y las dunas nuestros muros

para que la acústica

alcanzara los decibeles

de aquella majestuosa noche

Al escuchar

las errantes golondrinas

Tocar mil violines

junto a grillos y chicharras.

Con su sigilo agitaban

las maracas los cascabeles

bajo el son...!

de las cuerdas del requinto

y las guitarras.

 

El tamiz de la brisa

entre cujíes y tunas

producía un coro de voces

de sopranos y tenores

Eolo maravillado

sopló más duro

Logrando así oír en el opus,

trompeta, tuba y trombones.

El pícolo de la nota sonaba

cuando los perros aullaban,

Mientras esto ocurría,

el canto tenue y dulce del chuchube

en sol mayor se unía

 a la banda del perico

con su clarinete

 y los loros  entonaban

su peculiar melodía.

 

El horizonte contemplaba

como el mar besa a la arena

Y un grupo de gaviotas flautistas,

forman parte de la fiesta

Las estrellas se asomaban

entre destellos

en estéreo de cristales

Y la luna iluminaba

la escena del erial

en todo los medanales.

 

Fascinado quedé al ver

tantas cosas bellas

Estaba en primera fila

y sin nada de tristeza

Sin pagar un centavo

y de manera discreta,

fui el invitado especial

 de la orquesta

 de los Médanos de Coro

La Madre Naturaleza.