No vulneres de mí
el derecho que me perdones.
Exijo tu olvido,
pido tu sonrisa,
suplico tu alegría;
que cubra
ese, mi ínfimo desliz
que es de libertad
amarte.
Si imposible resulta
en tu sagrada estirpe,
el perdón,
dame de cadenas
congojas de silencio
claustros de indiferencia
bebida de desamor
martirios de reminiscencia.
De tus desaires
serán mis regocijos
y
la virtud, que es
de mí en tu amor
sé,
es tu felicidad.