Te estoy negando tiempo, traicionero,
por borrar el cariño del ayer
el que fuera nuestro goce primero
pueril contacto del primer placer.
Te estoy negando tiempo, tus cadenas,
por olvidar una ardiente pasión,
helar la sangre tibia de las venas
y abortar toda nueva excitación.
Sabes tiempo me aferro a tal faena
y te reclamo sin pesar ni pena,
porque eres un gendarme que reclutas.
Y de las leyes sobre la vejez
no derogas nada y de una vez,
el alma con el cuerpo la ejecutas.
Autor:
Amelia Suárez Oquendo
Amediana
29 de octubre de 2015