Anocheció
y el viento
ha comenzado a silbar
canciones tristes.
Y yo,
hundido en mis fracasos
le cuento
al vacío de mi cama
cuanto te quiero.
Le cuento de los kilómetros
que hay entre tus pestañas
y las mías.
De todos esos fracasos
que duermen en mi espalda
y que hay uno tan bello
que lleva tu nombre.
Arriba,
no hay estrellas
y la luna
hoy no quiere escuchar.
Noche triste
de mis amores
y decepciones.
Oscura realidad
que golpea mis recuerdos,
sobaja mis sueños
y devora al corazón.
¿Qué es tan difícil?
Parecería
que tu voz
ronda por mi tristeza.
Y la escucho
y la siento.
Tan cerca
que mi cuerpo vibra
y mis manos escriben.
-¿Qué es tan difícil?-
Y mi lengua se enreda
ante el reclamo
y mis dedos
estrangulan al bolígrafo.
Difícil es sacarte de aquí
de mi cabeza
y mis sueños.
Difícil
evitar que masturbes
mi poesía,
aún con tu ausencia.
Complicado quererte
y no tenerte.
Hacerle entender
a la distancia
el error que comete
al separar nuestras miradas.
-¿Qué es tan difícil?-
Lo repites
y el viento
se encarga de la música de fondo.
Y te busco,
debajo de la cama
o incrustada en tu retrato.
No me hagas esto
vida mía...
-¿Qué es tan difícil?-
Difícil es
hacerte el amor
con todo el amor
que cabe
en tu sonrisa.
Así.
Sin que estés presente.
(silencio).