Infinitamente te estoy extrañando, con absolutamente cada partícula de mi Ser.
Siendo ellas cómplices, decidiendo deliberadamente hacerlo al unísono, en un aquí y ahora que en ocasiones se extiende en el tiempo y perdura.
Los sentidos, caprichosos, sienten. Mi piel se deja tocar enteramente por la tuya, mis ojos te contemplan vívamente, mi boca degusta el sabor de tus besos, mis oídos escuchan tu voz y tus pasos y mi naríz huele tu perfume y tu café de mañanas.
Y yo, desde lo más profundo de mi alma, quisera que fuera cierto.