I II
No existe la soledad No existe el silencio
desde que amo desde que amo
lo mas externo que llegues
lo mas intimo y llenes
lo mas grotesco el mundo
y obsceno mi rincón
de ti con la idea revolucionaria
mujer ensanchandote
en los bordes de que el tránsito de vivir
y amplios espacios la riqueza de ser
de tu cuerpo es un don diamantino
marino y celeste indigno de la muerte,
pétreo y volcánico palpitas
hay un poro recien nacida
una curva en la sonrisa,
un nervio delicado son remolinos
un fondo que arrasan la oscuridad
un misterio tus dudas preguntonas
un brillo que avivan
un temblor en mis cicatrices
una subida la necesidad
una caída de sabiduría.
un perderse Me haces mas
donde me dejas revelando tu sencillez
pertenecer sanadora.
me incorporas Eres un canto
a tu esencia contemplado
femenina al cisne.
dilatada
me haces estar
emanar
en tus medias
y vestido
en el sutil labial
en el aroma
junto a tu oreja
y en el frente
de tu pupila
alta
aurora.
III
Las cosas tiene voz
y tambien te conocen
pues hablan de ti,
paseas cerca
te sientes junto
amaneces en mi,
con la lumbre
y con la sombra,
en la orquídea azul
alelada en gotas
con la luna,
en la gaviota apacible
a la orilla clara
de un mar
ambicioso por sus alas,
dicen de ti las abejas
en reposo en su miel
cuando a la flor
le despiertan el aroma
y le liban la belleza,
entre las hojas
los guijarros en el río
del papagayo esbelto
en arreboles vespertinos
en el recuerdo herido
de la tierra pisoteada,
la ultima palabra
de mi madre celestial
y la portada negra
de un libro de cristal
de amor
escrito en sangre
y piel,
todo expresa una nota
a la melodía
de entrarte
desde la vida
y el instante
a ser
parte mia.