Y así fue que tú, ángel de la mañana, lucero
con tu triste violín de mentiras verdaderas
rodando te bajaste del pedestal
acaso no engañaste sino que fuiste engañado
te entregaron una máscara tan terrible
y quien sabe eres el bueno del drama
ante un coro silencioso detrás del telón.
Y eres la víctima, un títere de mano invisible
te agita ante tu silencio incompresible
o eres solo la sombra del genuino actor.
¡Oh, qué triste destino el tuyo!
qué tristes nosotros que esperamos
que tu venganza nos inunde con tu luz
que nos enlaces, quites lo que nos separa
desde las cadenas livianas
hasta los amaneceres de pájaros heridos
titán y rufián, hacedor de distancias
embaucador embaucado, regresa
de una vez por todas a tu esencia
rebélate, acaba de hacerlo
gana la decisiva batalla, oscuro
él no podrá negarte cuando lo descubras
es tuya la gloria desde el final
alabada sea tu ruina triunfante
tu venganza de lanzas y humo en la derrota
sube de donde caíste, regresa al principio
recupera tu honor y tu certero reino.
¿Acaso esperas el último minuto
de inmunda desazón en el hombre?
Cuando todo parezca perdido
hemos de sobrevivir en el letargo y la herida
del fuego abrasador que has de desatar
esa purificación tan esperada por el hielo
por los seres que nos arrastramos en el cieno
tal vez el triunfo final sea solo tuyo.