Oh, triste ser humano, pedante y presumido,
que caminas bebido, mintiendo cuando callas,
que nunca das la talla, vagando haciendo ruido
mas no sabes quién eres y menos dónde te hallas.
Que vas plácidamente mirando de soslayo
entre tus alharacas, tus joyas y oropeles,
levantando dinteles como hace un buen lacayo,
sin querer ver qué pasa, despreciando las hieles.
Lo que ocurre en las guerras lo achacas al mal fario
tú, que dice lamentas y eres insolidario
pues vives dignamente, libando de las mieles.
Muñeco eres de un mundo donde no silban balas.
¡Ojalá no te ocurra que explote sus bengalas
algún ser iracundo con intenciones crueles!
©donaciano bueno