Eran exactamente las diez de la noche
cuando se despidió de mí…
simplemente así,
dijo adiós.
Pensativo;
y con un gran dolor en mi corazón,
no supe que decir.
Gran excusa…
con un sabor a ironía…
colgué el teléfono.
Callé,
no dije absolutamente nada…
Aun no sé cuál es el motivo de su partida…
pero simplemente así,
la deje ir.
Y ahora,
no la volveré a ver,
tristeza divina.