Desde aquel día...
mi vida se tornó diferente,
el sol radiante del medio día
ya no brilla como antes.
Contemplo el paisaje de gris vestido
oscureciendo el tránsito de mi camino,
un camino torpemente andado
sin la caricia de tu mano.
Desde aquel día...
tengo el corazón oprimido
y vagamente siento sus latidos
porque falta el tuyo junto al mío.
Y lloro en silencio la derrota
de la larga lucha que compartimos,
estrategias infinitas y todas rotas
con sus días y noches perdidos.
Desde aquel día...
solamente vivo soledades,
noches eternizadas, bacías
y días sin perfume ni colores.
Y cuando el sol abre ventana
la mía permanece cerrada,
la esperanza se termina,
la ilusión abandonada.
Desde aquel día...
sólo me consuela pensar
que en algún recóndito lugar
nos volveremos a encontrar.
Tu esposa que no te olvida
Fina