Mirar a mí alrededor y no ver nada,
siquiera verme a mí al descubierto.
Escribir necedades como en el desierto
como si el sol me aprisionara entre sus rayos
y la luna me llenara de un raro destino.
Me acompaño a mi mismo
sin importarme la providencia o aquel silencio.
Estoy inmerso en un mundo extraño
donde los políticos están patas arriba.
Los decentes están inmersos entre lo indigno
absorbiendo los palazos de los “dignos”.
Yo estoy vacío, no quiero pensar en los “otros”
aquellos “otros” que nacieron de la nada
para vivir como yo en un nulismo concupiscente.
Lujuriosa historia que no me alcanza
pero que se hace esencia en algún plató mediático.
La inservible razón de la ignorancia
que pulula alentando el vicio y la carroña.
¿Qué puedo hacer yo para evitarlo más que exponer
mis escritos para nadie, porque nadie los lee
ni los comenta o bien los refuta con fundamentos.
Es un vacío tan escatológico que da miedo.
Bien, veremos el futuro en qué termina,
quizás me pruebe lo contrario y mi teoría me destierre.
CARLOS A. BADARACCO
23/2/13
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