le temo a la marcha de soldados
esa que sale de mi boca
las gélidas madrugadas
en la que todos los bebes del mundo
lloran al pie de mi cama
el doctor me quitó el café
pero mis ansias por el grano
justifican mi rechazo al alcohol
quisiera que caminaras sobre mi cabeza
o abrigaras a mi onírico santo
para menguar el dolor
y los tambores resuenan
rayando el sol a su tiempo