Rosa que os derramáis silente
en la tarde de mi espera...
arropada en sus olvidos
y abandonada de quimeras,
en la noche invernal
de los surcos de mi herida...
el viento golpea los cristales
de mi llanto entristecido,
y entre acordes intemporales
y melancólicamente malversados
de lirios atravesados
vencidos y en su nobleza,
la tarde muere silente
zaherida de lirio herido...
melancólicamente abandonada
en campos de labio huido...
zaheridos... y en su pureza.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.