¡Oh! Señor de las alturas
mi alabanza envío a ti
eres santo, santo, santo
¿quien no sabe eso de ti?
Eres la luz prodigiosa
que mis ojos alumbro
eres la voz de trompeta
la que mi oído escucho.
Eres espada afilada
que al corazón penetro
que transforma el pensamiento
del que a ti se presento.
Adoro tu Santo nombre
no me avergüenzo de ti
es poder para mi vida
salvación viene de ti.